jueves, 29 de noviembre de 2007

10 preguntas sobre una nueva manera de convertirse en humano


La realidad es que el mundo no está en necesidad de cristianos que sean súper humanos, sino que el mundo necesita cristianos que sean humanos. Recientemente estaba escuchando una enseñanza de mi pastor Brian Zahnd de la Iglesia Palabra de Vida en St. Joseph, Missouri; y él compartía 10 preguntas con referencia al avivamiento venidero. El las llamó “Las 10 qué pasaría si...”. Me gustaría concluir esta lección refiriéndome a estas 10 preguntas, y cómo siendo humanos podemos ayudar a que la sociedad en la cual vivimos conozca al verdadero Dios.

1. ¿Qué si el próximo avivamiento es avivamiento que no es convencional? El último avivamiento ha sido algo grande y deslumbrante, pero, ¿qué si el próximo avivamiento es algo que no está determinado geográficamente sino algo que es internamente revolucionario? ¿Qué si es algo de lo cual no nos estamos dando cuenta hasta que estamos en medio de él? ¿Qué si es diferente de lo que ha sido en el pasado?

2. ¿Qué si el próximo avivamiento es un avivamiento silencioso en lugar de ser uno con gran ruido? ¿Qué si el próximo gran movimiento de Dios es algo silencioso y no de gran ruido que atraiga la atención?

3. ¿Qué si dejamos que el evangelio obre desde adentro? ¿Qué si comienza en los corazones de las personas y sale al exterior?

4. ¿Qué si nos convertimos en amigos de los pecadores debido a que nos relacionamos con ellos totalmente? ¿Qué si dejamos de tratar de ser como otros y comenzamos a ser accesibles porque podemos realmente relacionarnos? ¿Qué si pudiéramos recordar cómo era ser un pecador?

5. ¿Qué si aprendiéramos a comunicar las Buenas Nuevas como noticias? ¿Qué si comunicamos el evangelio no como algo que estamos tratando de vender, sino como verdaderas noticias?

6. ¿Qué si aprendiéramos a compartir estas buenas nuevas en una manera que no sea nosotros y ellos? ¿Qué si compartiéramos el evangelio en una manera que no nos separáramos de los demás como si fuéramos mejores que ellos?

7. ¿Qué si el único gobierno que esperáramos fuera el gobierno de Dios? ¿Qué si no lleváramos agendas políticas, sino solamente Jesús?

8. ¿Qué si dejamos de estar tan apurados para escapar, y que realmente pertenezcamos? ¿Qué si tomáramos la decisión de quedarnos en la tierra a largo plazo y comencemos a actuar como tal?

9. ¿Qué si dejamos de apartarnos y compartimos nuestra humanidad común? ¿Qué si dejamos de intentar separarnos de la sociedad y vivimos en medio de ella?

10. ¿Qué si llegamos a ser conocidos como discípulos de Jesús porque amamos como Él? ¿Qué si fuéramos conocidos como discípulos de Dios, no por lo que decimos sino por cómo amamos?

Pienso bien cuando esta buscando Dios este semana y orar que hay un avivamiento verdadero en tu vida y pais.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Un modelo religioso frustrante


Una de las cosas que podemos rescatar de la revelación de Martín Lutero es que en el proceso de buscar a Dios podemos encontrarnos frustrados por las cosas que descubrimos.

Nos frustramos cuando encontramos que Dios no es lo que siempre pensamos que era. Muchas veces estamos contaminados por nuestra propia imagen de Dios. Creemos que Dios es de cierta manera, basados en nuestra perspectiva. El problema con esto es que nuestra perspectiva es limitada porque no lo conocemos todo. Por simple definición, Dios tiene tantas facetas que no las conocemos todas, simplemente porque Él es Dios. A veces, es espontáneo, impredecible y no se lo puede limitar a una sola perspectiva.

Hebreos 11:6
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Cuando tomas la decisión de hacer del buscar a Dios la razón de tu vida, prepárate para ser desafiado en tu concepto de quién es Él. Él va a frustrar tu manera tradicional de pensar respecto a quién Él es.

Nos frustramos cuando los modelos religiosos resultan ser inapropiados. Es un hecho probado en la historia que la iglesia se ha hecho a menudo más daño que el diablo. En su esfuerzo por proteger las verdades de la Palabra de Dios, cosas como las cruzadas, el purgatorio y el genocidio tuvieron lugar. Recuerda que detrás de todas las tradiciones religiosas, está el hecho de que Cristo fue crucificado en un determinado momento. Si vamos a ser celosos de la religión, debemos recordar que religión es sólo una expresión exterior del conocer al verdadero Dios. Si la religión no está gobernada por el amor, por una correcta evaluación de la Palabra escrita de Dios y un cuestionamiento constante de su validez y precisión, se puede convertir en un monstruo que invalide la presencia de Dios, lo que haría más difícil que nos acerquemos a Él.

“Una búsqueda de Dios a través de un modelo religioso inadecuado siempre te llevará a la frustración. Dios coloca esa frustración dentro tuyo para hacer que examines tus caminos. De esta manera, la frustración con tus propias expresiones religiosas puede ser tu mejor amiga”.

Nos frustramos cuando hacemos de las buenas obras, algo para lo que ellas en realidad no son. Mientras estudiamos la vida de Martín Lutero, descubrimos algunas cosas interesantes acerca de la mala interpretación del propósito de las buenas obras. Si estas buenas obras son hechas desde el punto de vista de la respuesta cristiana al amor de Dios, son válidas. En otras palabras, debido a que amamos a Dios y apreciamos lo que Él ha hecho, haremos buenas obras, por lo tanto, nuestras buenas obras nos motivan a amar más a Dios.

“El mal de las buenas obras surge cuando consideramos a las buenas obras como el pago por los beneficios y las bendiciones espirituales. Una especie de pago que nos da acceso a algo que deseamos. Es en esta situación que las buenas obras se convierten en un instrumento del diablo para distraernos y darnos falsas esperanzas”.

Las buenas obras son buenas si se las hace como respuesta al amor de Dios, no como un esfuerzo por ganar el amor de Dios. ¿No deberíamos hacer buenas obras? ¡Claro que no! Se nos ha ordenado que hagamos buenas obras, de otra manera, no seríamos cristianos. Debemos hacer buenas obras, pero no confiar en que ellas nos brindarán favor o una posición justa delante del Padre. Deberíamos hacerlas simplemente porque amamos a nuestro Padre Celestial.

Amando a un Dios frustrante

Isaías 55:8-9 nos anima a continuar amando a un Dios frustrante.

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová”.

Si leemos este pasaje de las Escrituras sin nuestros lentes religiosos, veremos que nos deja una serie de características misteriosas del Padre. Deja espacio para que Dios haga cosas que nosotros 1) no entendemos y 2) Él no nos las explica. Nuestra mentalidad religiosa posmoderna tiene una lucha por comprender a un Dios misterioso, porque queremos respuestas instantáneas a cada área de la vida. Quiero decir, enfrentémoslo: la idea de tener que esperar por respuestas o incluso la idea de no obtener nunca una respuesta se nos hace terriblemente incómoda. Nos frustra. Pero recuerda cuál es el propósito de la frustración religiosa. No es lograr que te desanimes y te des por vencido, sino que examines si tu expresión de adoración a un Padre misterioso es pertinente o necesita algunos arreglos.
Cómo amar a un Dios frustrante
Para ayudarte en este proceso, hice una lista de algunas cosas que te ayudarán en tu jornada para amar a Dios por quién realmente es Él.

1. Pasa tiempo con personas que no necesariamente piensen como tú. Una de las cosas en las que tenemos una fuerte tendencia es rodearnos con personas que piensan igual que nosotros. Una de las razones por las que hacemos esto es porque encontramos seguridad cuando las personas están de acuerdo con nosotros. Esto nos refuerza a pensar que tenemos la razón. El problema con esto es ¿qué pasa si no estás en lo cierto? ¿Cómo lo vas a saber si nunca estás rodeado de personas que piensan de manera diferente? Al decir esto, no quiero decir que dejes de relacionarte con cristianos y comiences a salir con testigos de Jehová, porque no necesariamente sería saludable para tu fe. No quiero decir que pases tu tiempo en el culto, sino que estoy expresando que en diferentes denominaciones se hace énfasis en diferentes aspectos de la vida cristiana y del carácter de Dios. Cuando pasas tiempo con personas que no son necesariamente de tu denominación, pueden tener una perspectiva del otro lado de la montaña y enriquecerían tu amor por Dios.


2. Lee libros que te hagan pensar y no que piensen por ti. En los últimos 20 a 30 años, el mercado se ha inundado de libros “como hacer”. Me gusta llamar a estos libros “libros que piensan por usted”. Si bien estos libros pueden ser de ayuda, a veces no te obligan a pensar. Los libros escritos hace 100 años fueron hechos con el objetivo de ayudarte a desarrollar tus propios pensamientos acerca de la vida, la religión y Dios. Ellos crean preguntas que en muchas formas van a frustrarte en tu búsqueda del verdadero Dios. Comienza a variar tu dieta literaria.


3. Cuestiónate a ti mismo y lo que piensas. ¿Realmente sabes por qué crees ciertas cosas? ¿Tienes buenas razones para respaldar tus creencias o las crees porque has escuchado una y otra vez? Es verdad que muchas veces debemos creer simplemente porque la Biblia lo dice, pero ese tipo de incertidumbres deberían motivarnos a acercarnos más a Dios. La verdad es que buscaremos las respuestas a algunas preguntas durante toda la vida, y tal vez nunca encontremos las respuestas, pero eso no significa que no nos conducirán a una mayor dependencia al Padre. Una fe incuestionada es una fe débil que no permanecerá firme a la prueba del tiempo. Comienza a escribir tus pensamientos acerca de Dios, la vida, Cristo, etc. en un cuaderno. Así, comenzarás a desarrollar quién eres y en qué crees.

El cuerpo de Cristo le debe a Martín Lutero un alto respeto porque ayudó a la iglesia en general a escapar de las cadenas de la tradición, y nos enseñó a amar a un Dios frustrante.