miércoles, 20 de febrero de 2008

Amando a un Dios frustrante

Introducción: La semana pasada comenzamos un estudio con la meta de crecer en nuestro conocimiento del Dios real. Miramos a varias personas de la historia de la iglesia y aprendimos revelaciones diferentes que ellos encontraron en referencia a quién realmente es Dios. Hoy comenzaremos mirando a estas personas, comenzando con Martín Lutero y cómo descubrió que podemos amar a un Dios frustrante.

Una pequeña historia sobre Martín Lutero
Martín Lutero era un monje agustino alemán que decidió, cuando era joven, dedicar su vida entera a la búsqueda del conocimiento de Dios. La historia dice que cuando el joven Lutero se encontraba estudiando la carrera de derecho, el verano de 1505 estaba caminando por el campo cuando un trueno cayó junto a él. Aterrorizado, gritó: “¡Ayúdame, santa Ana! Y me convertiré en monje”. Como su vida fue preservada, él se mantuve fiel a su promesa y abandonó la escuela de derecho e ingresó en el monasterio.

Lutero tuvo una lucha constante en su búsqueda de la paz de Dios
Una da las cosas más notables respecto a la vida de Lutero, mientras fue un monje en su juventud, es que cada vez su frustración se incrementaba por los resultados que obtenía en su búsqueda de Dios. Él dedicó su vida entera a la vida monástica (el esforzarse por hacer buenas obras para complacer a Dios y servir a otros mediante la oración por sus almas). En medio de esta búsqueda ferviente por Dios, no encontró paz escapando de sí mismo. Ayunó tanto como pudo, pasó incontables horas en oración, se confesaba constantemente, incluso llegó a flagelarse, pero a pesar de todo eso, seguía encontrándose incapaz de encontrar la paz con Dios que estaba buscando. Mientras más trataba de hacer por Dios, más conciente se encontraba de sus pecados. Sus superiores se preocuparon por su conducta y le sugirieron dedicarse más al estudio disciplinado de la Palabra de Dios. Debido a eso, ganaría muchos títulos académicos, pero no fue eso lo que lo benefició más. Lo que realmente lo benefició más y que con el paso del tiempo plantó la semilla del movimiento de la Reforma fue que a través del estudio constante comenzó a descubrir que la manera en la que la iglesia estaba enseñando al pueblo a acercarse a Dios no era la manera que la enseñanzas bíblicas mostraban.

¿Por qué la forma de religión que tenía Lutero lo frustraba?
Es útil recordar que durante el tiempo de Lutero el católico, la iglesia había adoptado muchas prácticas que hicieron que las personas se distancien de Dios, en lugar de acercarse a Él.

• Lutero se frustró con la práctica de las indulgencias: “Tan pronto como las moneditas suenan al entrar en la alcancía, el alma vuela y sale del purgatorio”. Durante el inicio del siglo 16, la iglesia había adoptado una especie de plan para recaudar fondos para las Cruzadas (eliminando religiones falsas y estableciendo el cristianismo) alrededor del mundo. Ellos recaudaban fondos vendiendo indulgencias. Las indulgencias eran cartas firmadas por el Papa que funcionaban como una garantía para escapar del purgatorio (el lugar en el que las personas esperaban como castigo antes de ir al cielo). La iglesia vendía estas cartas a las personas, para que ellas puedan liberar a sus familiares o a sí mismos del purgatorio. Esta enseñanza se convirtió en uno de los paradigmas más importantes de la iglesia católica y distrajo a las personas de la verdadera búsqueda de Dios.

• Lutero se frustró con la aproximación farisaica que la iglesia católica representaba: Marcos 7:13 “Invalidando la palabra de Dios con sus tradiciones”. Durante el tiempo de Lutero, la iglesia católica colocó una gran cantidad de requisitos para las personas, lo que les hacía más difícil acercarse a Dios. La montaña de los requisitos religiosos que la iglesia le impuso a las personas hacían virtualmente imposible tener paz con Dios. Al tratar de seguir el modelo que la iglesia le había impuesto a la gente, Lutero se frustró en su búsqueda de Dios. En muchos casos, parecía que la iglesia dificultaba el proceso de encontrar a Dios. Lutero comenzó a descubrir que sólo la fe en Dios era el requisito que el hombre tenía que cumplir para ser salvo.

• El abuso de la Palabra de Dios para lograr ganancias: “¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio en nombre del santo amor y de la mera necesidad que hay allí, si él redime a un número infinito de almas en nombre del miserable dinero con el cual construye una iglesia? La primera razón sería la más justa, la última, la más trivial”. La frustración de Lutero se incrementaba más debido al abuso que las iglesias ejercían en las enseñanzas bíblicas, remplazándolas con tradiciones humanas.

• El abusar del pobre: “A los cristianos se les debe enseñar que a menos que tengan más de los necesario, ellos tienen el deber de proveer lo que es necesario para sus familias, y por ningún motivo, gastarlo comprando el perdón”. Probablemente una de las mayores razones por las que Lutero estaba frustrado con la iglesia, fue porque ellos abusaban de los pobres. Las personas que no tenían recursos suficientes para proveer las necesidades básicas de su familia gastaban todo lo que tenían comprando indulgencias para liberar del purgatorio a parientes muertos, una enseñanza que desde ningún aspecto es bíblica o razonable.

Las 95 tesis de discusión de 1517
La frustración de Lutero con la iglesia católica de su época alcanzó su punto máximo cuando él y sus colegas clavaron sus “95 tesis de discusión” en la puerta de la iglesia de Wittenberg. Este documento desafió a los líderes de la iglesia católica a un debate oral respecto a 95 tradiciones que la iglesia había establecido y que no guardaban precisión con la Biblia ni con el razonamiento. Fue mediante esta resistencia radical y muchas otras que nació la Reforma Protestante, la traducción de la Biblia a lenguajes que las personas pudieran entender y la autoridad divina del papa fue cuestionada. La historia cambió para siempre en ese momento.

Un modelo religioso frustrante
Una de las cosas que podemos rescatar de la revelación de Martín Lutero es que en el proceso de buscar a Dios podemos encontrarnos frustrados por las cosas que descubrimos.

• Nos frustramos cuando encontramos que Dios no es lo que siempre pensamos que era. Muchas veces estamos contaminados por nuestra propia imagen de Dios. Creemos que Dios es de cierta manera, basados en nuestra perspectiva. El problema con esto es que nuestra perspectiva es limitada porque no lo conocemos todo. Por simple definición, Dios tiene tantas facetas que no las conocemos todas, simplemente porque Él es Dios. A veces, es espontáneo, impredecible y no se lo puede limitar a una sola perspectiva.

Hebreos 11:6
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Cuando tomas la decisión de hacer del buscar a Dios la razón de tu vida, prepárate para ser desafiado en tu concepto de quién es Él. Él va a frustrar tu manera tradicional de pensar respecto a quién Él es.

• Nos frustramos cuando los modelos religiosos resultan ser inapropiados. Es un hecho probado en la historia que la iglesia se ha hecho a menudo más daño que el diablo. En su esfuerzo por proteger las verdades de la Palabra de Dios, cosas como las cruzadas, el purgatorio y el genocidio tuvieron lugar. Recuerda que detrás de todas las tradiciones religiosas, está el hecho de que Cristo fue crucificado en un determinado momento. Si vamos a ser celosos de la religión, debemos recordar que religión es sólo una expresión exterior del conocer al verdadero Dios. Si la religión no está gobernada por el amor, por una correcta evaluación de la Palabra escrita de Dios y un cuestionamiento constante de su validez y precisión, se puede convertir en un monstruo que invalide la presencia de Dios, lo que haría más difícil que nos acerquemos a Él.

“Una búsqueda de Dios a través de un modelo religioso inadecuado siempre te llevará a la frustración. Dios coloca esa frustración dentro tuyo para hacer que examines tus caminos. De esta manera, la frustración con tus propias expresiones religiosas puede ser tu mejor amiga”.

• Nos frustramos cuando hacemos de las buenas obras, algo para lo que ellas en realidad no son. Mientras estudiamos la vida de Martín Lutero, descubrimos algunas cosas interesantes acerca de la mala interpretación del propósito de las buenas obras. Si estas buenas obras son hechas desde el punto de vista de la respuesta cristiana al amor de Dios, son válidas. En otras palabras, debido a que amamos a Dios y apreciamos lo que Él ha hecho, haremos buenas obras, por lo tanto, nuestras buenas obras nos motivan a amar más a Dios.

“El mal de las buenas obras surge cuando consideramos a las buenas obras como el pago por los beneficios y las bendiciones espirituales. Una especie de pago que nos da acceso a algo que deseamos. Es en esta situación que las buenas obras se convierten en un instrumento del diablo para distraernos y darnos falsas esperanzas”.

Las buenas obras son buenas si se las hace como respuesta al amor de Dios, no como un esfuerzo por ganar el amor de Dios. ¿No deberíamos hacer buenas obras? ¡Claro que no! Se nos ha ordenado que hagamos buenas obras, de otra manera, no seríamos cristianos. Debemos hacer buenas obras, pero no confiar en que ellas nos brindarán favor o una posición justa delante del Padre. Deberíamos hacerlas simplemente porque amamos a nuestro Padre Celestial.

Amando a un Dios frustrante

Isaías 55:8-9 nos anima a continuar amando a un Dios frustrante.

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová”.

Si leemos este pasaje de las Escrituras sin nuestros lentes religiosos, veremos que nos deja una serie de características misteriosas del Padre. Deja espacio para que Dios haga cosas que nosotros 1) no entendemos y 2) Él no nos las explica. Nuestra mentalidad religiosa posmoderna tiene una lucha por comprender a un Dios misterioso, porque queremos respuestas instantáneas a cada área de la vida. Quiero decir, enfrentémoslo: la idea de tener que esperar por respuestas o incluso la idea de no obtener nunca una respuesta se nos hace terriblemente incómoda. Nos frustra. Pero recuerda cuál es el propósito de la frustración religiosa. No es lograr que te desanimes y te des por vencido, sino que examines si tu expresión de adoración a un Padre misterioso es pertinente o necesita algunos arreglos.

Cómo amar a un Dios frustrante
Para ayudarte en este proceso, hice una lista de algunas cosas que te ayudarán en tu jornada para amar a Dios por quién realmente es Él.

1. Pasa tiempo con personas que no necesariamente piensen como tú. Una de las cosas en las que tenemos una fuerte tendencia es rodearnos con personas que piensan igual que nosotros. Una de las razones por las que hacemos esto es porque encontramos seguridad cuando las personas están de acuerdo con nosotros. Esto nos refuerza a pensar que tenemos la razón. El problema con esto es ¿qué pasa si no estás en lo cierto? ¿Cómo lo vas a saber si nunca estás rodeado de personas que piensan de manera diferente? Al decir esto, no quiero decir que dejes de relacionarte con cristianos y comiences a salir con testigos de Jehová, porque no necesariamente sería saludable para tu fe. No quiero decir que pases tu tiempo en el culto, sino que estoy expresando que en diferentes denominaciones se hace énfasis en diferentes aspectos de la vida cristiana y del carácter de Dios. Cuando pasas tiempo con personas que no son necesariamente de tu denominación, pueden tener una perspectiva del otro lado de la montaña y enriquecerían tu amor por Dios.

2. Lee libros que te hagan pensar y no que piensen por ti. En los últimos 20 a 30 años, el mercado se ha inundado de libros “como hacer”. Me gusta llamar a estos libros “libros que piensan por usted”. Si bien estos libros pueden ser de ayuda, a veces no te obligan a pensar. Los libros escritos hace 100 años fueron hechos con el objetivo de ayudarte a desarrollar tus propios pensamientos acerca de la vida, la religión y Dios. Ellos crean preguntas que en muchas formas van a frustrarte en tu búsqueda del verdadero Dios. Comienza a variar tu dieta literaria.

3. Cuestiónate a ti mismo y lo que piensas. ¿Realmente sabes por qué crees ciertas cosas? ¿Tienes buenas razones para respaldar tus creencias o las crees porque has escuchado una y otra vez? Es verdad que muchas veces debemos creer simplemente porque la Biblia lo dice, pero ese tipo de incertidumbres deberían motivarnos a acercarnos más a Dios. La verdad es que buscaremos las respuestas a algunas preguntas durante toda la vida, y tal vez nunca encontremos las respuestas, pero eso no significa que no nos conducirán a una mayor dependencia al Padre. Una fe incuestionada es una fe débil que no permanecerá firme a la prueba del tiempo. Comienza a escribir tus pensamientos acerca de Dios, la vida, Cristo, etc. en un cuaderno. Así, comenzarás a desarrollar quién eres y en qué crees.

Conclusión: El cuerpo de Cristo le debe a Martín Lutero un alto respeto porque ayudó a la iglesia en general a escapar de las cadenas de la tradición, y nos enseñó a amar a un Dios frustrante.

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