viernes, 21 de marzo de 2008

Amando a un Dios costoso

Amando a Dios por quién es Él
“8 Revelaciones que van a desafiar su concepto de quién es el Padre”
Lección # 6 – Amando a un Dios costoso – Dietrich Bonhoeffer

Introducción: Durante las últimas semanas hemos visto varias personas en la historia de la iglesia con el fin de aprender cómo amar a Dios como Él es. La semana pasada hemos visto a la Madre Teresa y como ella aprendió a amar a Dios cuando Él es aparentemente frustrante. En esta lección vamos a ver a otro de mis héroes de la fe, Dietrich Bonhoeffer, quien descubrió cómo amar a un Dios costoso.

Breve historia de Bonhoeffer
Dietrich Bonhoeffer (4 de Febrero, 1906 – 9 de Abril, 1945) era un pastor luterano alemán, teólogo, participante en el movimiento de Resistencia Alemana en contra del Nazismo, y un miembro fundador de la Confessing Church (Iglesia de la confesión). Estuvo involucrado en complots planeados por miembros del Abwehr (El Departamento Militar Alemán de Inteligencia) para asesinar a Adolfo Hitler. Fue arrestado en marzo de 1943, puesto en prisión, y ahorcado justo antes del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Familia y juventud
Bonhoeffer nació en Breslau, Silesia en una familia profesional de la clase media alta. Él y su hermana Sabine eran gemelos siendo los sextos y séptimos de ocho hijos. Su hermano Walter murió durante la Primera Guerra Mundial. Su hermana estaba casada con Hans von Dohnanyi y era la madre del director Christoph von Dohnanyi y del último alcalde de Hamburgo, Klaus von Dohnanyi. Su padre, Kart Bonhoeffer, era un prominente psiquiatra alemán en Berlín; su madre, Paula, condujo la enseñanza escolar de los niños en la casa. Aunque inicialmente se esperaba que él siguiera a su padre en el área de la psicología, Dietrich decidió a temprana edad ser un ministro religioso. Sus padres apoyaron su decisión. Asistió a la facultad en Tubingen y posteriormente a la Universidad de Berlín, donde recibió su doctorado en teología a la edad de solamente 21 años. Como Dietrich entonces tenía menos de 25 años (por regulaciones de la iglesia), no estaba apto para recibir la ordenación. Esto, sin embargo, le dio a Dietrich la oportunidad de salir al exterior. Pasó un año de post grado en el exterior estudiando en el Seminario Teológico Unión en la Ciudad de Nueva York. Durante este tiempo, a menudo visitaba la Iglesia Bautista Abyssinian en Harlem, donde se familiarizó con la forma musical que los etnomusicólogos llaman el Espiritual Afro-Americano. El reunió una considerable colección de estos espirituales, que llevó consigo cuando regresó a Alemania.

Retorno a Alemania
Bonhoeffer retornó a Alemania en 1931, donde enseñó sobre teología en Berlín y escribió varios libros. Fue un fuerte oponente del Nazismo, y estuvo involucrado junto a Martin Niemoller, Kart Barth y otros, en establecer la Iglesia de la confesión. Entre 1933 y 1935, sirvió como pastor de dos iglesias protestantes de lengua alemana en Londres: San Pablo y Sydenham. También visitó India en este tiempo para estudiar métodos no violentos de resistencia. Regresó a Alemania para dirigir un seminario para pastores de la Iglesia de la confesión, la cual era considerado ilegal por el régimen Nazi, primero en Finkenwalde y luego en el estado Von Blumenthal de Gross Schlonwitz, que fue cerrado al estallar la Segunda Guerra Mundial. La Gestapo también le prohibió predicar, luego enseñar, y finalmente cualquier tipo de disertación pública. Durante este tiempo, Bonhoeffer trabajó de cerca con numerosos oponentes de Adolfo Hitler.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Bonhoeffer jugó un rol clave de liderazgo en la Iglesia de la confesión, que se oponía a las políticas antisemitas de Adolfo Hitler. Él estuvo entre aquellos que pedían una mayor resistencia de la iglesia contra el trato de Hitler a los judíos. A pesar de que la Iglesia de la confesión no era grande, representaba un gran recurso de oposición cristiana contra el gobierno Nazi en Alemania.

En 1939, Bonhoeffer se unió a un grupo secreto de oficiales militares de alto rango, con base en Abwehr, o el Departamento de Inteligencia Militar, que quería derrocar al régimen Socialista Nacional asesinando a Hitler. Fue arrestado en abril de 1943 después de que se le atribuyó el uso de dinero para ayudar a judíos a huir a Suiza. Fue acusado de conspiración y encarcelado en Berlín por un año y medio. Después del fracaso del complot del 20 de julio en 1944, las conexiones de Bonhoeffer con los conspiradores fueron descubiertas. Fue trasladado a una serie de prisiones y campos de concentración terminando en Flossenburg. Aquí, fue ejecutado en la horca el amanecer del 9 de abril de 1945, sólo tres semanas antes de la liberación de la ciudad. También fueron colgados por tener parte en la conspiración, su hermano Klaus y sus cuñados Hans von Dohnanyi y Rudiger Schleicher.

El mártir Dietrich Bonhoeffer
Dietrich mismo fue un mártir muchas veces antes de morir. Él fue uno de los primeros y también uno de los más valientes testigos en contra de la idolatría. El comprendió lo que eligió al elegir la resistencia. Los escritos de Bonhoeffer han hablado abundantemente por muchos años al cuerpo de Cristo alrededor del mundo en el área de pagar el precio por ser un discípulo de Cristo. En su vida, escritos y muerte, él fue un ejemplo de un amor por Jesús que no defrauda.

Algunas citas de Bonhoeffer
Antes de continuar me gustaría dar una mirada a algunas citas de Bonhoeffer para tener una mayor comprensión de su relación con Dios.

“Un acto de obediencia es mejor que cien sermones”

“Sobrellevar la cruz no es una tragedia; lo es el sufrimiento que es el fruto de una
dedicación exclusiva a Jesucristo”

“Negarse a sí mismo es tener conciencia solo de Cristo y no de uno mismo,
verle solo a Él quien va adelante en el camino que es muy difícil para nosotros”

Algunos puntos sobre los conceptos de Bonhoeffer respecto a Dios y la vida

Es importante notar que para Dietrich Bonhoeffer el seguir a Cristo significaba mucho más que lo que es para muchos cristianos hoy en día, porque estaba asociado estrechamente con pagar un precio. Él escribió algunos de sus escritos más notables cuando estaba en un campo de concentración Nazi. La mayor parte de su ministerio cristiano fue llevado a cabo cuando el régimen de Hitler le prohibió predicar, enseñar o ministrar. Finalmente su lealtad a Cristo le costaría la vida siendo colgado el 9 de abril de 1945. A continuación se señalan algunas observaciones respecto a los conceptos de Bonhoeffer sobre Dios y la vida.

• El seguir a Cristo es el proceso de morir completamente a uno, y vivir completamente para los propósitos de Cristo. Probablemente una de las mejores citas que haya escuchado acerca del costo de ser fiel a Cristo es aquella dicha por Bonhoeffer.

“Cuando Cristo llama a un hombre, Él le ordena venir y morir”.

Para él, servir a Cristo no fue una decisión casual. El servir a Cristo significaba un lento proceso de morir a sus propios deseos carnales y vivir para Dios cada día.

• El seguir a Cristo es un camino que guía a la persona directamente hacia la Cruz. Durante el tiempo de Jesús, la cruz tenía un significado diferente del actual. En la actualidad, la cruz es una pieza de joyería que la gente usa, o una decoración que cuelga en sus paredes. Durante el tiempo de Jesús la cruz solo representaba una cosa: la muerte. La cruz era un instrumento de muerte y dolor. Todo el que la hubo enfrentado fue sentenciado a una muerte segura.

“La cruz está puesta en cada cristiano. Comienza con el llamado para abandonar los afanes del este mundo. Es ese morir del viejo hombre lo que significa su encuentro con Cristo. Al embarcarnos en el discipulado nos rendimos a Cristo en unión con Su muerte – entregamos nuestras vidas para morir. En vista de que esto sucede al comienzo de la vida cristiana, la cruz nunca puede ser meramente un final trágico a lo que de otro modo sería una feliz vida religiosa. Cuando Cristo llama a un hombre, Él le ordena venir y morir. Puede ser una muerte como la de los primeros discípulos que tuvieron que dejar su casa y trabajo y seguirle a Él, o puede ser una muerte como la de Lutero, que tuvo que dejar el monasterio y salir al mundo. Pero es la misma muerte cada vez –la muerte en Jesucristo, la muerte del viejo hombre a Su llamado. Es por eso que el joven rico estaba tan reacio a seguir a Jesús, porque el costo de seguirle era la muerte de su voluntad. De hecho, cada mandamiento de Jesús es un llamado para morir, con todos nuestros deseos y afanes. Pero no queremos morir, y por tanto Jesucristo y Su llamado son necesariamente nuestra muerte y nuestra vida”.

Para Bonhoeffer la cruz representaba morir a sí mismo y la crucifixión de la carne. El lento proceso de la muerte de cada cosa que no era completamente leal a Dios.

• El seguir a Cristo es el resultado de calcular los costos con anticipación, estar dispuesto a pagar el precio de obedecerle a Él, y cuando el tiempo venga, pagar ese precio. Muchas veces me pregunto qué hubieran dicho creyentes como Bonhoeffer sobre la expresión del cristianismo en la actualidad. En general, el cristianismo en todo el mundo ha sido reducido a conseguir las cosas de la vida que uno desea. Así que Jesús se convierte en una especie de Padre Navidad o Papá Noel que le otorga a usted lo que su corazón desea. El mayor problema con este tipo de creencia es que elimina de la ecuación el precio que uno debe pagar por ser un discípulo de Cristo. El cristianismo es libre pero no es barato. Es un regalo gratuito que le cuesta su vida. El cristianismo sin sacrificio no es cristianismo, es simplemente una forma falsificada que deja un mal sabor en nuestra boca.

Amando a un Dios costoso
Uno de los mejores pasajes Bíblicos que hablan acerca de servir a un Dios costoso puede ser encontrado en Lucas 14:27-35. Este pasaje de las Escrituras nos muestra que un constructor sabio va a calcular el costo antes de ponerse a edificar.

Lucas 14: 25-35
“Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él. Diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga”.

Este pasaje de las Escrituras nos muestra una serie de aspectos en cuanto a servir a un Dios costoso.

• La vida cristiana es un intercambio total. Intercambiamos todo lo que somos por todo lo que es Cristo. Esto requiere que una persona se siente y evalúe claramente los costos que se requieren, de manera que cuando llegue el tiempo para pagar el precio esté dispuesto a hacerlo.

• Le pertenecemos a Él ahora y Él tiene completo control sobre toda nuestra vida. Muchas personas piensan que la vida cristiana es más como una póliza de seguro de vida que comienza después de que la persona muere, pero la verdad del asunto es que ahora estamos viviendo en la eternidad. El propósito entonces no es necesariamente morir por Cristo —si ese día llega, debiéramos estar dispuestos a hacerlo—, sino vivir para Cristo, lo que muchas veces es más difícil.

Como cristianos debemos calcular el costo total de buscar al Padre con todo nuestro corazón y estar dispuestos a sacrificarnos si es necesario. Aunque no es posible calcular todo el costo de seguir a Cristo, podemos estimar algunos de los costos. Estos costos incluyen:

1. El costo de la dificultad. Filipenses 4:12-13 “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. – La preocupación número uno de Dios no es si usted está cómodo en su caminar cristiano. En realidad, Su propósito muchas veces es ponerlo en una situación en la cual no esté cómodo de modo que pueda crecer. Si está constantemente buscando la manera más cómoda de servir a Dios, siempre va a tener problemas sirviendo a Dios.

2. El costo de nuestra vida. Mateo 10:39 “El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”.- Cada día requiere que demos nuestras vidas por los demás de alguna manera u otra, pero si llega el día en que necesite entregar su vida por la expansión del Evangelio, Cristo está esperando que lo haga.

3. El costo de nuestra prioridad. Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.- Existe un precio que uno debe pagar continuamente para mantener a Cristo en el trono de nuestras vidas. Dios no quiere que haya ninguna otra prioridad en la vida de Sus hijos que sea más alta que Él.

4. El costo de los continuos sacrificios. Romanos 12:1 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. – Uno de los pasajes menos comprendidos de la Biblia, es Romanos 12:1, en el cual se nos manda vivir una vida de sacrificio. Esto significa que el mundo nos va a conocer no solamente por nuestro amor, sino por nuestros sacrificios para los propósitos de Dios. Nunca vamos a dejar de sacrificarnos porque el sacrificio es la definición del cristianismo.

5. El costo de crucificar la carne. Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Mientras permanezcamos en esta tierra vamos a estar en una batalla constante con nuestra carne. Es tan parte nuestra como lo es la parte que ama hacer las cosas para Dios (nuestro espíritu). La Biblia nos muestra que hay solo un camino para lidiar con la carne y es crucificándola. Así que, en otras palabras, siempre vamos a estar en un proceso de morir.

Cómo amar a un Dios costoso
Luego de haber estudiado el tema de amar a un Dios costoso y la vida de Dietrich Bonhoeffer, he descubierto algunas cosas que pienso que van a ayudarle a amar a un Dios costoso.

1. Haga que su propósito a largo plazo sea amar a Dios y pague el precio de la dificultad momentánea. Cuando se trata de evaluar el costo del discipulado, hay una evaluación natural que toma lugar, en la cual la persona evalúa si la dificultad momentánea del sacrificio vale la pena por los resultados de largo plazo aparentes de una relación con Dios. Quiero animarle a ver que lo que Dios tiene guardado para usted es infinitamente mayor que el precio que usted tenga que pagar. Sí, va a doler, pero pague el precio.

2. No pida lo que su Dios puede hacer por usted, sino pregunte qué es lo que usted puede hacer por su Dios. No cometa el error que muchos cristianos cometen, y hágase la pregunta de su vida cristiana sobre lo que usted puede recibir de Dios. Si, servir a Cristo va a producir los frutos de bendiciones en su vida, pero no haga de eso su propósito. Permita que el honrar y obedecer a Dios sea su propósito. Las bendiciones van a venir de manera natural para aquellos que tienen como prioridad el obedecer a Dios.

3. Comprenda que la semilla del sacrificio tiene muy poco que ver con su desarrollo personal, sino todo que ver con el desarrollo de los demás. No nos sacrificamos porque va a mejorar nuestra situación personal. Muchas veces eso no sucede. Nos sacrificamos porque así mejoramos la situación de los demás. Podría decir que casi el 90% del tiempo que experimentamos dificultad por causa del evangelio es porque en algún momento futuro esto beneficiará a los demás. Estoy dispuesto a experimentar dificultades si va a beneficiar a los demás.

4. Evalúe el precio que tiene que pagar comparándolo con el precio que Jesús tuvo que pagar. Finalmente le sugiero que mida su propio sacrificio con el sacrificio que Jesús ha hecho por nosotros. Cuando vemos nuestra dificultad momentánea en comparación al precio eterno que Jesús pagó, esto nos mantiene humildes, agradecidos y dispuestos a pagar nuestro precio.

Para concluir, doy esta advertencia
Hemos hablado mucho en cuanto a pagar el precio de amar a un Dios costoso, pero quiero aclarar que no es saludable buscar intencionalmente sufrir por el solo hecho de hacerlo. Buscamos agradar a Dios. Si esto nos lleva por el camino del sacrificio, entonces debiéramos estar dispuestos a pagar el precio pero en sabiduría. El cristiano maduro debe tener la capacidad de ver la diferencia entre las dificultades que son para la expansión del evangelio, y cuando son debido al diablo o a nuestras propias malas decisiones.

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